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Justo lo dijo Carlos Fuentes: Escribir, es un acto solitario, muchas veces incluso aterrador. Te sientas en frente de un papel en blanco, y nunca sabes lo que va a ocurrir. No tienes idea, de cómo es que la cosa va a terminar. ¿Quién es la mano creadora, la que guía en estos momentos la escritura de estas páginas?
Escribir desde mis doce años, lo que veía y sentía, las realidades de aquellos entonces, tenía algo intrínsicamente hermoso, además de reconfortante. Desde chica siempre fui introvertida. No tenía esa facilidad de expresión, o más bien, no tenía el coraje de hablar y expresarme libremente, por mi timidez. Cuando no gastas tus palabras en el exterior, se van acumulando en el interior. Son ramificaciones que van creciendo en las entrañas, y la única manera que encontré de sacarlas al aire fue escribiendo. ¿Qué mejor que una hoja de papel y una pluma, para otorgar el poder de la expresión? Un diálogo silencioso, armónico, incómodamente cruel, pero también inspirador.
Leyendo un poco sobre nuestra historia humana, me he puesto a reflexionar la importancia de contar historias. Lo escucho muy amenudo, que “Storytelling” es una herramienta humana bastante poderosa, porque nos conecta de una forma muy íntima con nuestra humanidad. Por eso nos encanta ver películas, escuchar música, leer poemas, historias, biografías… Leer periódicos, escuchar a la gente.
¿De dónde viene esa fascinación? Nada más y nada menos, que de nuestra imaginación colectiva. Las historias que contamos, no existen en la vida real. En la vida real sólo hay lo que nuestros sentidos perciben: Luz, materia, gases, energía…. Nuestra percepción se encarga de darles forma, color y sabor. ¿Y qué hay del resto? ¿De mi nombre, lo que llamo mi identidad, y mi historia?
Todo eso es inventado. Son acumulaciones de hechos a los que les he dado mi propio significado. ¿Quién puede confirmar que soy lo que dice en mi CV? ¿Quién dice que realmente soy como creo ser?
Hay muchas historias, que hemos convertido en “verdades colectivas”. Por ejemplo, yo me considero Mexicana. La nación de México, no es más que el resultado de una imaginación colectiva y la identificación con ese pedazo de territorio al cual llamamos “Nación” por el hecho de haber nacido en ese particular pedazo de tierra. Pero en realidad, México como tal no existe en el mundo material real. La tierra existe, las montañas y el mar existen. Pero el nombre de México sólo existe en nuestra mente colectiva.
Las historias, nos conectan. Las historias, mueven al mundo. Crean medios físicos. Entre más gente se involucre en una historia, más “vida” cobra. La imaginación colectiva es más poderosa en cuanto más almas y mentes crean en ella. Todos nuestros sistemas, estructuras, todo lo que llamamos política, economía… empresas… Todo es una imaginación y creencia colectiva en algo, que se ha “materializado” pero que en realidad sólo existe en nuestra mente.
Por eso, la construcción de una personalidad, no es más que la percepción individual, la historia que uno mismo se ha construido, en base a una compleja relación de experiencias y juicios de lo que nos gusta y disgusta, lo que creemos que es bueno o es malo. Al final de cuentas, ¡Todo es una historia! ¡Sólo existe en la mente!
Por eso, escribir es fascinante, porque es una manera de expresar esas historias, de comunicar. De traer a la vida esa imaginación, que puede empezar en una sóla mente pero puede sincronizarse con miles de otras mentes. Por eso me gusta escribir. Porque lo que imagino en mi mente cobra vida, al momento de expresarlo. Y con ello puedo identificarme con miles de otras almas, que buscan expresión e identificación con otras almas.
Es increíble. Nuestra preservación depende mucho de la escritura. Por eso, mi amor por ella. Y leer lo que otros han escrito. Incrementar nuestro conocimiento colectivo. Buscar ir más allá de lo conocido, explorar otras mentes, otros mundos, otras impresiones. Escribir te permite no sólo viajar en el mundo físico si no también el el mundo espiritual, astrofísico, multidimensional… Ahí donde reside la potencia imaginaria y creadora del humano…
En fin, tenía que escribir esto. Simplemente está en mi.
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