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¿Qué Hay Detrás de la Igualdad?


Photo by Sora Shimazaki on Pexels.com

Creo que no ha habido una palabra que más conflicto cause en la historia de nuestra humanidad como el término “igualdad”.

Para muchos, la igualdad significa el fin último de las relaciones humanas; en la religión y en la política, el sueño de la igualdad se ha manejado durante siglos, como una forma de ilusionar a las masas a que eso es a lo que debemos aspirar y por lo que debemos “luchar”. Siempre me pareció muy curioso que por ejemplo, la iglesia católica siempre predique con la frase “Todos somos iguales ante los ojos de Dios”.… pero si estudias su organización es sorprendentemente jerárquica. Definitivamente, no es lo mismo ser Sacerdote de pueblo que ser Cardenal, Obispo o Papa…. Hay niveles….

En la política, incluso en las ideologías comunistas, siempre se parte de la idea que la gente necesita de un tipo de gobierno que administre los bienes comunes de la nación. Si indago un poco buscando la diferencia entre una república “comunista” y una “democrática”, haciendo a un lado todos los abrumadores discursos ideológicos, simplemente encuentro que la diferencia básica está en cómo te venden su jerarquía. En el comunismo necesitas un gobierno que administre todos los bienes que pertenecen a la nación porque nadie es dueño de nada. En las democracias también tenemos administradores de recursos que son de “todos”, pero a la vez, tu eres “dueño” de tu casa, coche, ropas, alimentos… mientras pagues los impuestos correspondientes; si no pagas obviamente el gobierno, o peor aún los bancos, pueden confiscarte tus “bienes”. ¿Quién es el verdadero dueño entonces? Seguro ya no nos sorprende que los políticos ya sean comunistas o capitalistas, terminen siempre amasando su buena fortuna. Que no te quepa duda, que aunque todos seamos “iguales”, ellos tienen que cobrarse sus esfuerzos extra, su trabajo duro de querer adueñarse de hasta del aire que respiramos.

Si nos vamos a los temas económicos, las grandes industrias que producen en masa a gran escala necesitan consumidores en masa para comprar sus productos; por lo tanto gastan todos sus recursos en mercadotecnia y PR dirigida para generar masas; para convencer a la mayor cantidad de personas que “compren” un estilo de vida en específico. A Coca-Cola no le conviene que seas un individuo único y que pienses por ti mismo para darte cuenta que te venden agua carbonatada con azúcar y conservativos; Noo, ¿cómo se te ocurre? ellos te venden el estilo de vida, la promesa de pertenecer a un grupo y ser cool, si consumes Coca-Cola.

Las arenas se vuelven aún más tensas cuando ahondamos en temas de igualdades básicas, como la de género, de religión, de lugar de origen, de estatus social etc. Todas las sociedades que se dicen llamar occidentales se auto-proclaman precursoras de este tipo de igualdades. Sin embargo, no hace falta ser muy listo para darse cuenta que la supuesta igualdad sólo existió en papel y en los bien intencionados discursos de políticos, diplomáticos, empresarios globalistas y demás personalidades.

Para muestra un botón. Tan sólo con observar los movimientos sociales que están sucediendo en Estados Unidos, nos damos cuenta que movimientos con intenciones de proclamar igualdades, en lugar de unir a las personas las ha dividido y polarizado mucho más. Los movimientos para declarar igualdad en las mujeres, el black lives matter, las me too y demás eventos, juegan con los sentimientos de las personas que aspiran ascender a un cierto nivel de vida y a un trato digno, que es lo que supuestamente logras al momento de que exista más “igualdad”.

En mi humilde opinión, yo creo que hemos confundido “igualdad” con “equidad” o incluso con “respeto” y “bienestar”. ¿Porqué querríamos aspirar a la igualdad, en el estricto sentido de la palabra? ¿De verdad queremos ser idénticos todos? ¿Aspirar a las mismas cosas, que nos gusten las mismas cosas y vivir las mismas experiencias? ¿Qué si eres hombre te traten como mujer o viceversa? ¿O ya de plano que no reconozcan el género como algo único y nos convirtamos todos en el “das” de la gramática alemana? ¿En una cosa neutra?

Cuando se trata de nuestros derechos humanos, como el derecho a la vida, a la libertad de expresión, a tener una vida digna, y al respeto personal estoy de acuerdo en que la aplicación es universal, es decir, que todos debemos tener ese derecho por igual. Pero es responsabilidad exclusiva de nosotros el tratarnos como tal. Si no lo hacemos nosotros empezando por casa, ¿Quién lo va a hacer? ¿El gobierno? ¿Los influencers de youtube?

Lo que realmente cuestiono es el cómo se maneja el término “igualdad” para disfrazar en el fondo a jerarquías de poder que no se mantendrían de otra forma si no fuera porque pueden vender esta noble aspiración humana a millones de personas, que viven en un estado de desilusión permanente porque entre más avanzamos como civilización y más hemos empujado el tema de la igualdad, mayores se han vuelto las diferencias y menos igualdad hemos logrado en ningún ámbito de nuestra existencia.

Yo creo que en lugar de pensar en igualdades, deberíamos aceptar como raza humana que las jerarquías y las diferencias son inevitables y que están tan arraigadas en nuestra naturaleza como especie y que es completamente antinatural querernos alejar de ellas. Si observamos el reino animal, prácticamente todos los animales practican un sistema de jerarquías muy similar al de los humanos. Por ejemplo, los cangrejos machos usan la “ley del más fuerte” para elegir los mejores sitios donde pueden establecer su territorio. El sonido de los pájaros que escuchamos en un día soleado no es porque el pajarito esté contento y quiere cantar, si no que se trata de una pelea de territorios con los demás pájaros que merondean el lugar.

Jordan Peterson, el famoso psicólogo canadiense lo confirma en su libro Las 12 lecciones de vida: “Las jerarquías de dominancia han sido un elemento permanente del ambiente en donde toda la vida compleja se ha adaptado. Un tercio de billones de años atrás, los cerebros y los sistemas nerviosos de las creaturas que vivían entonces eran más simples. Sin embargo, ya contaban con la estructura y la neuroquímica necesaria para procesar información sobre status y sociedad.”. Este hecho no puede ser ignorado cuando se quiere entender la naturaleza de las relaciones humanas.

Cada ser humano es una persona única, con una historia, vivencias y habilidades únicas. No podemos pretender tratar de construir un mundo donde todos sean iguales, tengan lo mismo, hagan lo mismo y aspiren a lo mismo, porque entonces, iríamos en contra de nuestra naturaleza que es el crecer, descubrir nuestros talentos únicos, aspirar a un mejor estatus y a una mejor vida; tener ese drive interno de querer mejorar, de querer ascender hacia la excelencia humana.

Por eso yo creo que es importante aceptar que tenemos diferencias y jerarquías de competencia. Si por ejemplo yo aspiro a ser doctora, empiezo en un cierto nivel, pero quiero eventualmente convertirme en la mejor. Es absurdo e irreal creer que todos estamos en un mismo nivel. No podemos decir que los Backstreet Boys están en el mismo nivel que Mozart; o que la arquitectura horrible de los edificios de vivienda de los 60’s en Europa sean iguales que el Taj Majal en India. Hay distintos niveles de competencia en nuestra humanidad, y eso nos lleva a entregar diferentes niveles de excelencia y de experiencias de vida.

Definitivamente no creo en las estandarizaciones de los humanos en ninguna forma. No creo que las mujeres y los hombres seamos iguales. No creo que tengas que “ignorar” la raza, la religión u otras elecciones personales de alguien para que se sienta “aceptado”. Yo creo que nuestras diferencias nos fortalecen. Nos regalan diversidad, creatividad, manifestaciones auténticas de la vida y tenemos que aprender a amar nuestras diferencias en lugar de suprimirlas con palabrillas insulsas como la de “igualdad”.

Eso de pretender que todos seamos iguales y tengamos todo igual me parece una barbaridad. Como si fuéramos soldaditos de madera, sin alma y sin voluntad propias. Eso le conviene a políticos e industrias de poder que prefieren gente estandarizada y fácilmente manipulable para lograr sus fines. Pero No es natural, no está en nuestra naturaleza ser iguales.

Por eso, hoy celebro las diferencias; las jerarquías de competencia, y los diferentes niveles de existencia. La naturaleza es sabia; es conservadora en ese sentido y no puede haber mejor maestra.

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