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Inspiración…¿Dónde Estas?


Photo by: Paola K

Para todos aquellos que nos dedicamos al arte de crear: Escritores, artistas de obras visuales, músicos, bloggers, diseñadores… es común adjudicar nuestro trabajo a esa musa, esa energía etérea, invisible que nos susurra de pronto al oído y produce en nosotros una necesidad de entrar en acción, de expresar el mensaje que hemos recibido… esa musa llamada inspiración.

La bendita, aclamada y deseada inspiración, no nos llega a todos con la misma frecuencia ni de la misma manera. Stephen King, el famoso escritor americano de ciencia ficción, confiesa en su único libro autobiográfico “Mientras Escribo” que su musa (que él asegura es un muso en realidad…) era un tipo que vivía en el sótano. Si quería accesar a él, tenía que descender a su lugar, porque su muso no llegaba de repente al escritorio, a derramar polvito de inspiración mágico sobre su cabeza o sobre su máquina de escribir así porque sí.

Su muso, según King, es un tipo al que tenía que construirle y decorarle su propio lugar para que pueda sentarse ahí a fumarse sus cigarrillos y admirar sus diversos trofeos mientras pretende ignorarlo (al menos, que se ponga en acción) pero para eso, había que ponerle su lugarcito para florecer. Una vez instalado, puede que se ponga a trabajar y despliegue su magia.

Hay un poema de Charles Bukowski, que me encanta porque siento que (no se sabe en realidad) se lo dedica a su propia musa:

hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí dentro, no voy a permitir que nadie te vea. hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero yo le echo whisky encima y me trago el humo de los cigarrillos, y las putas y los camareros y los dependientes de ultramarinos nunca se dan cuenta de que está ahí dentro. hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres montarme un lío? ¿es que quieres mis obras? ¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa? hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir a veces por la noche cuando todo el mundo duerme. le digo ya sé que estás ahí, no te pongas triste. luego lo vuelvo a introducir, y él canta un poquito ahí dentro, no le he dejado morir del todo y dormimos juntos así con nuestro pacto secreto y es tan tierno como para hacer llorar a un hombre, pero yo no lloro, ¿lloras tú?”

Yo he llorado, cuando no la encuentro. Cuando las páginas están en blanco y el corazón hierve por querer expresar algo y no saber cómo ponerlo en papel sin su ayuda.

La inspiración… esa lucidez repentina, que te visita de pronto sin avisar, y te conecta con el torrente infinito de la creación… esa que de pronto te hace sentir la necesidad de trabajar sin parar, hasta que tus manos estén ensangrentadas y tus ojos casi quieran salirse de su órbita del cansancio; esa que crea mundos increíbles los cuales puedes visitar sólo cuando ella te da el acceso; esa llavecita maestra, que puede tomar cualquier tipo de forma: Un paisaje, una rosa, la persona amada, o hasta una tragedia.

Yo también creo que la musa necesita su propio contexto para aflorar. Creo que Stephen King tiene razón cuando dice que somos nosotros los que tenemos que “descender” a su nivel. No creo que la musa nos elija por arte de magia para manifestar el mensaje que quiere proyectar al mundo. Más bien, con ayuda de nuestra pasión, nosotros mismos creamos ese espacio acogedor y la llamamos. Una vez que nos ganamos su confianza es cuando aparece, se instala y colabora con nosotros, repartiendo su polvo mágico.

¿Y tú, has encontrado a tu musa?, ¿Dónde vive y cuándo se manifiesta?

A la mía, le gusta la naturaleza. Le gusta respirar el aire puro del bosque. Ver las olas del mar y sentir el agua salada. Ahí es donde normalmente lanza su polvo mágico sobre mi cabeza. Para lograr capturar algo de ese polvo mágico, tengo que cargar siempre mi lápiz y papel cuando hago excursiones o cuando viajo. De otra manera, si no anoto sus mensajes subliminales, los vuelvo a perder y es raro que me acuerde de su contenido.

Creo que uno tiene que llegar a conocer muy bien a su musa. Saber qué ambientes le gustan y en cuáles se siente segura para salir; para poder trabajar duro y habilitarle ese espacio que se merece; y claro, simplemente abrirle el camino.

¿Hay que esperar a que la musa llegue antes de empezar a crear?

En lo personal, creo que no. Uno tiene que ponerse en lo suyo cuanto antes. Lo importante es mantener la puerta abierta, de preferencia a la misma hora y en el mismo lugar e invocarla. Una vez que te encuentre, no dudará en llamar la puerta y asistirte con su magia, cuando la intención es verdadera.

Cuando baje la inspiración, que me pille trabajando”- Pablo Picasso

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