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Lao Tzu dijo que no hay nada más flexible que el agua, y sin embargo ninguna fuerza en este mundo puede derrotarla. La verdad es así.
En este mundo nos hemos dedicado a mistificar la verdad. La hemos ignorado y después la hemos santificado y la hemos puesto en un pedestal, como algo que tenemos que buscar, alcanzar… el fin ideal. Basándonos en esa absurda idea, vivimos después en una mentira y la convertimos en ley, reglas, principios, moralidades y creencias. La verdad entonces permanece inalcanzable, misteriosa, divina y por lo tanto, no accesible a las masas comunes.
Al menos, así nos lo pintan nuestros gobiernos e instituciones desde hace siglos.
Lo más trágico del asunto es que generaciones y generaciones de personas han vivido así, y se han muerto en búsqueda de la verdad, o pensando que vivían en la verdad de sus tiempos, impuestas por toda clase de gente que siempre se cree superior y busca el poder: Expertos, políticos, religiosos y demás “autoridades” (¿De qué diablos?)- pero eso sí… autoridades.
Generaciones van y vienen y muy poca gente se da cuenta que la verdad está en la punta de los dedos. La verdad es simple y en términos generales-el contacto directo y perceptual con la vida y el entorno- La verdad es tu corazón que late. El aire que respiras. Los brazos que te asisten. La calidez perfecta de tu cuerpo. Las personas a tu alrededor. Los árboles enfrente de tu ventana. Me dirás: Pues obvio, ¿Qué otra cosa puede ser? – y aún así, aún sabiendo lo obvio nos perdemos en el mar de las mentiras, de ideologías baratas que destruyen nuestra visión pura y simple de las cosas.
Por ejemplo, nos creemos la babosada que nuestros cuerpos no son capaces de auto-regenerarse así mismos y que necesitamos de sustancias químicas nocivas para “curarnos”. Vamos y gastamos todo nuestro dinero en pastillas, recetas, y cualquier menjurje que nos recomienden. Damos como atestado a la realidad cualquier historia por más ridícula que nos presenten en las noticias; el discurso y la politiquería. En la “realidad de hoy” los hombres pueden creerse mujeres y las mujeres hombres. Los niños pueden elegir su propio sexo según sus sentimientos.
La biología pura y simple ya no tiene lugar en este nuevo mundo, donde las realidades son maleables de acuerdo a las ideologías y las opresiones del momento.
Hasta la misma historia es borrada, negada y modificada al antojo para poder sustentar las mentiras de hoy.
La crisis social que estamos viviendo en nuestros tiempos es básicamente fruto de la incapacidad de la gente en general de poder gobernar sus propias vidas. Nos han quitado la capacidad de pensar libremente y de poder llegar a nuestras propias conclusiones sobre las cosas, atacando la libertad de expresión y oprimiendo a la gente que piensa diferente al Status Quo.
Pero como dice el sabio Lao Tzu, la opresión y la mentira nunca alcanzan los resultados deseados. Al final del camino, la fuerza de la verdad- sutil, silenciosa, omnipresente- siempre reinará y siempre triunfará. Las civilizaciones que se pierden a sí mismas caerán, y la verdad seguirá ahí- con sus dulces bondades, su esplendor y belleza- lista para ser vivida a plenitud.
Busca tu propia verdad. La verdad del mundo y lo que es realmente universal, es la unión y la convivencia entre una infinidad de seres únicos e irrepetibles. Simplemente observa la naturaleza: Ninguna flor es exactamente igual a otra; ni siquiera un grano minúsculo de arena es igual a otro- por más semejantes que parezcan, sus estructuras biológicas están diseñadas para dar y mantener vida a esa particular expresión de vida.
Las raíces de un árbol de manzanas no pueden ser las mismas que las raíces de los árboles que dan limones. Tu verdad nunca será exactamente igual a la de otra persona. Y en eso reside tu belleza infinita y define tu lugar en el mundo. Presérvala por sobre todas las cosas!
“Aquellos que saben de los demás son inteligentes; Aquellos que se entienden a sí mismos son iluminados”- Lao Tzu
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